Por José Nuñez.
Hay una frase que es un axioma, algo inmutable, perenne entre los seres humanos, por eso mantiene su celebridad con el paso de las horas, los días, semanas, meses y años, es más, parece que va a estar hasta que el homo sapiens exista en cualquier lugar y momento, sin importar raza o idioma, la cual reza así: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo», de la autoría del filósofo español y uno de los representantes de la doctrina del Perspectivismo, José Ortega y Gasset.
En este contexto de la circunstancia en que se encuentre un ser humano, sin distinguir su posición social o estatus, el cargo que ocupe o la responsabilidad que lleve a cuesta, la realidad y su entorno generalmente juegan un peso determinante en sus decisiones.
Por supuesto, que si está errado el pensamiento del que decide o el que, o de los que se deje influenciar, que por demás, piensan más en sus intereses, aunque quieran dar a demostrar que es por ser un buen amigo, por ser fiel a su jefe y hasta por defenderlo, la decisión a tomarse nacerá manchada, y el resultado será tal cual su origen, con manchas, y en el mejor de los casos, con un éxito a media, donde siempre está latente un potencial final adverso.
De ahí que, por las circunstancias y coyunturas actuales, vamos a exponer el por qué parece más lógico que no haya una segunda reelección de Danilo Medina.
Por eso repetimos, parece, no que tenga que ser necesariamente así, especialmente porque existen muchos intereses de por medio y conociendo que cuando se está en el poder, se tiende a que no se vea tal cual está el bosque, la sociedad, algunos hasta desconocen la historia o se le ignora también, y se envuelven en sus realidades, no en el interés general.
Es que no puede haber una segunda reelección si los peledeístas del danilismo gobernante interesados en este asunto tienen buen juicio, y el presidente Medina se ha ganado el mote de ser un estratega visionario, prudente y que mide las consecuencias de cada acción a ejecutar.
En este contexto, no se debe olvidar el acuerdo del Comité Político (CP) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuando en un extenso documento tipo un contrato legal, dieron a conocer al país, la aprobación del haber consensuado impulsar la reelección de Danilo, y conjuntamente con éste firmaron una serie de acuerdos y compromisos para ejecutarlos en su partido; previo, durante y después de que sea aprobada la modificación constitucional para permitir la citada reelección presidencial.
¿Y qué han hecho al respecto los miembros del CP con esos acuerdos?, muy poco, casi nada, y el país lo observa.
Los acuerdos institucionales que dijeron iban a impulsar, se han desvanecido y hasta algunos de los hijos políticos del profesor Juan Bosch quieren o aspiran a modificar otra vez la Constitución en su artículo 124, esa misma que el doctor Joaquín Balaguer dijo que «era un pedazo de papel», y otros sin arraigo en ese partido, que son mercaderes, están pensando seriamente pisotearla otra vez.
También, el presidente de la República juró a todo el PLD en su proclamación como candidato oficial para las elecciones del 2016, que no volvería a aspirar, y para ratificarlo, ante el evidente escepticismo de los presentes, levantó su mano derecha y de paso involucró a Dios, y a su familia en esa expresión.
Por el propio PLD, su origen, por su padre fundador y líder, que aunque muchos lo quieran ignorar, pero debe pesar en la psiquis de Danilo, él es un hijo aventajado y original de Juan Bosch, y esa situación necesariamente tiene que influir en contra para que él se involucre en una nueva u otra aventura reeleccionista.
Aunque la popularidad y la valoración de la gestión del presidente Medina están bien, pero vienen bajando notablemente, en el primer caso, ya no se acerca ni soñando a los 65 y 70% de intención del voto de su primera gestión, ahora se pelea para que no baje del 50%, es decir, entre 15 y 20 puntos porcentuales menos, y cuidado.
Además, la valoración de su gobierno, que en un momento llegó hasta el 90%, y el 10% restante ni hablaba, eso fue desde el inicio hasta el tercer año de gestión del primer mandato, pero actualmente, el 52% de valoración, que es bueno después de casi siete años al frente del erario, hay que exhibirlo con orgullo, pero cuidadito, son casi 40 puntos menos en comparación al período anterior, eso es de ponderar con preocupaciones entre los gobiernistas si realmente aspiran a continuar controlando.
Otra de las variables fundamentales, es la prohibición constitucional, y todos conocemos el costo económico y social de violentarla, o sea, mucha gente piensa que nuestros legisladores son mercancías, y si pasa otra reforma a la Constitución para la reelección de Danilo, el otro nombre que se ganarían los congresistas en la población, no se puede ni se debe decir por ahora.
Y ni decir de la firme oposición a que se reforme la Constitución para la reelección presidencial por parte de los sectores más representativos del poder económico, religioso y de la sociedad civil, como ya han manifestado públicamente; El Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), la máxima Jerarquía de la Iglesia Católica, Participación Ciudadana (PC), la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), entre otras ONG`s de las más activas y reconocidas del país.
Los pueblos en ocasiones mandan, pero parece que ese mandato, algunos quieren que solo sea para cuando les conviene a ellos, aunque eso no es siempre así, las cosas y la gente son cambiantes, se la pueden cobrar en el momento oportuno. Y se oponen a que se reforme la Constitución más del 70%.
Consecuentemente, como existe un precandidato bien posicionado del PLD en el primer lugar, a lo interno y a lo externo, y se llama Leonel Fernández, el presidente de ese partido, eso pone un poco de freno al chantaje de que es para escoger al candidato que garantice más el triunfo. Entonces, los argumentos sobre la reelección, lógicamente pierden su valor.
Es decir, existen las opciones, donde una sobresale entre todos los aspirantes del partido gobernante, y está más clara, probada y nítida que una agua cristalina.
En definitiva, hay un hombre que le juró a su partido y al país no volver a reelegirse, que es un discípulo de Juan Bosch, un estratega y conocedor de la historia, que independientemente de todo, es un hombre del PLD.
Hay que acordarse muy bien que el presidente dijo, que quería que lo recordaran como un gobernante bueno, y que se identificó con los más pobres, con los campesinos, que hasta los visitaba permanentemente cuando ejerció el poder, no como un reeleccionista que modificó la Constitución en dos ocasiones para su propio provecho.
Pero tampoco va a echar al zafacón de la historia sus dos buenas gestiones de gobierno por una tortuosa reelección presidencial con viso de división partidaria, y donde los pronósticos generalizados de un tercer mandato son negativos.
Ese caballero, el presidente Danilo Medina, por todo lo expuesto anteriormente, se puede concluir, que esta vez, por las circunstancias, la otra reelección no va.